Identificar las emociones y aprender a sentir bien es una de las habilidades más importantes que cualquier persona puede aprender.
Sin embargo, no se trata de una capacidad común en nuestra sociedad. La mayoría de las veces que alguien nos pregunta «¿qué tal?», respondemos «bien» o «muy bien».
Es increíble que con lo extenso que es nuestro vocabulario usemos sólo una palabra para responder y expresar nuestro estado emocional. Es más, en muchas ocasiones, cuando respondemos «bien», ni siquiera nos sentimos así, pero hemos aprendido a responder de manera automática.
Las personas que tienen la sensibilidad de detectar sus emociones y son capaces de calmarse o modificar su comportamiento, suelen tener relaciones más sanas, solucionan sus problemas y contratiempos de forma más efectiva y, por lo tanto, tienen mayores posibilidades para alcanzar sus metas.
Y sí, dejarse llevar por las emociones tóxicas puede ser un gran obstáculo para lograr nuestros objetivos.
Verás, los sentimientos son muy poderosos y pueden volverse abrumadores. Por ejemplo, seguro que alguna vez te has enfadado tanto que dijiste algo que no querías decir a alguien que no se lo merecía. Una vez que te calmaste, seguramente te diste cuenta de que podrías y desearías haber actuado de otro modo. Pero te sentiste fuera de control y tu reacción parecía indomable.
También puede que hayas intentado trabajar, pero te sentías triste o agobiado y eso haya anulado tu capacidad de concentración por completo.
Todos nos comportamos así, desde niños.
Tampoco se trata de acallar las emociones ni de ser puramente racional.
Las emociones son una herramienta valiosísima. Nos ayudan a tomar decisiones y en gran medida determinan nuestro comportamiento. En este artículo te contamos por qué es importante la gestión emocional:
1. Te ayuda a entender razones detrás de tus emociones
Como humanos, tenemos emociones para poder conectarnos con quienes somos y quiénes nos rodean y así descubrir qué nos hace sentir bien y qué no.
Nuestras emociones son como nuestra brújula interna, que nos ayudan a descubrir cómo nos hace sentir una situación. Esto nos ayuda a decidir si estar en ese contexto o no, y nos permite descubrir lo que queremos y lo que no queremos en nuestra vida.
Cuando sentimos una emoción, necesitamos poder reconocerla, saber qué es y saber qué está tratando de decirnos. Por ejemplo, si pasas tiempo con un grupo de personas y notas que estás infeliz, ansioso y estresado, es importante que lo reconozcas y te des cuenta de que tu brújula interna está utilizando tus sentimientos para decirte que quizás deberías alejarte de esas personas o bien actuar para que la situación cambie.
Si escuchas tus sentimientos y les correspondes, es más probable que te rodees de personas y situaciones que te harán sentir bien contigo mismo, y no permitas injusticias o abusos hacia tu persona.
Para ello lo primero es estar conectado y tomar conciencia. Después te darás cuenta de que detrás de tu sentimiento desagradable, de felicidad o de miedo, hay una razón, identificarla es el primer paso para construir la mejor versión de nosotros mismos.
2. Te ayuda a sentirte más controlado
Nuestras emociones influyen en gran medida en nuestro estado de ánimo y comportamiento.
Seguramente ya lo hayas experimentado. Por ejemplo, cuando te sientes enfadado o preocupado por algo, no has sabido separarlo de amistades, las relaciones familiares, el trabajo o tu propio bienestar, aunque en principio no estuvieran relacionados.
Tener muchas emociones negativas también puede hace que no queramos participar en actividades sociales. Tener las habilidades para reflexionar sobre tus sentimientos y darte cuenta de que puedes controlarlos tendrá un gran impacto en la percepción del valor y pertenencia de tu vida.
Permite considerar los propios estados emocionales y así tomar mejores decisiones. También nos permite establecer límites, filtrar, prestarles atención a las propias necesidades y procurarse bienestar.
3. Las emociones negativas conducen a pensamientos negativos
Si tenemos problemas para reconocer cuándo nos sentimos infelices, nos pueden estar asaltando un pelotón de pensamientos negativos. Es muy importante saber que se pueden controlar los pensamientos y que estos están estrechamente relacionados con las emociones.
Si pasas mucho tiempo pensando en cosas como «No soy suficiente» o «No le gusto a nadie», sin duda afecta a tu forma de pensar y la forma en la que vives las situaciones y la autopercepción.
Todos tenemos la capacidad de cambiar esos pensamientos, pulir las percepciones y convertirnos en personas que pueden reinventar la negatividad, ser más felices y creer en sí mismos. El primer paso para potenciar la salud mental y emocional es darnos cuenta de cuando nos sentimos infelices y cambiar los pensamientos negativos.
4. Nos permite pedir ayuda
A veces, cuando nos sentimos deprimidos, necesitamos la ayuda de quienes nos rodean.
Es importante poder reconocer cuándo necesitamos ayuda emocional, y no siempre tenemos por qué manejarlo solos. Necesitamos entrenamiento y apoyo emocional continuos que nos ayude a comprender qué nos ocurre y cómo cambiar nuestro estado.
Cuando uno se siente abrumados por sus sentimientos hay veces que sólo se necesita un abrazo de alguien en quien confiamos. Otras ocasiones necesitamos a alguien que nos escuche sin juzgar, sin que intente resolver nuestro problema. Otras veces, se necesita a un profesional en el que confiar y nos dé la seguridad de saber que podemos compartir nuestras emociones y sentimientos y nos guiará a través de ellos, trataremos su origen y descubriremos las herramientas personales para evitar que las emociones se apoderen de nuestra vida.
5. Mejora tus relaciones personales
Una vez que tengas la habilidad de reconocer tus propias emociones, manejarlas y comunicarlas a los demás, ¡puedes ayudar a otros a hacer lo mismo!
Comprender tus propios sentimientos y emociones te ayudará a ser más empático y más tolerante con los demás. Sabrás identificar mejor cuándo alguien no se encuentra bien emocionalmente y podrás responder adecuadamente y ayudarlos.
Cuando no juzgas a los demás y te sientes escuchado reconoces que todas las emociones son válidas y esta forma de mirar te permiten tomar acción, sanar y cerrar heridas.
Todo el mundo debería conocerse y entenderse y vivir la vida con emociones, no con la finalidad de ser perfecto, sino ser feliz.