¿Dónde empieza el amor? ¿Cuántas veces todos nosotros nos hemos hecho esta pregunta? ¿Empieza en nosotros mismos?, ¿En la persona que hemos encontrado y amamos?, ¿En las circunstancias que han permitido este encuentro? Preguntas complejas y probablemente sin una respuesta unívoca y definitiva. Podríamos decir que el amor es una fuerza, y como tal no se puede conservar, crece o decrece, pero mantenerla inalterable, inamovible, conservada en formol para que no mute no es posible.
En este artículo comentaremos varias de las cuestiones más frecuentes sobre el amor en pareja.
El origen del Amor de Pareja
¿Sabías que el amor tal y como lo conocemos hoy día surge a partir del siglo XII?
Durante la Edad media los trovadores y poetas líricos proclamaban su enamoramiento hacia la dama en sus obras. Esta idealización comenzó a extenderse en la Corte. El amor a la dama es una representación simbólica del amor al alma (al alma propia que podemos ver en el quijote). Esta relación con su amada era siempre extramatrimonial: el matrimonio era una institución socio-económico-política, y el amor o enamoramiento no tenía cabida. Eran dos escenarios claramente diferenciados.
Posteriormente, se impuso la exigencia cultural de que el amor formase parte del matrimonio. Entonces, el pueblo vulgarizó el amor cortesano y lo convirtió en «amor de pareja». Mientras, en otras culturas, el amor romántico no existía, o era tan diferente que no podemos ni imaginarlo. Este amor romántico fue muy potenciado y degradado en Occidente, y el ímpetu final lo dio Hollywood, institución que nos ha educado en un concepto del amor concreto y erróneo a muchas generaciones, y ha exportado esta visión al resto de culturas del planeta.
Aun así, y sin conocer la historia, muchos intuyen que este modelo está lejos de la realidad biológica del ser humano, y toman como argumento el fracaso de la mayoría de parejas (aunque estén juntos toda la vida). Uno de los apoyos principales de nuestra visión cultural occidental sobre el amor romántico, procede de los métodos de crianza convencionales en nuestra cultura.

El amor en las relaciones actuales
En los últimos tiempos, podemos percibir la desconexión que estamos experimentando los seres humanos en cuanto a las relaciones interpersonales. Por un lado, están las relaciones de la persona con su pareja, con su grupo de amigos, con su entorno familiar, etc., y por otro lado está la relación de la persona consigo misma y con su esencia.
Cualquier relación física no conducida por la intención de amar (potenciar el crecimiento, desarrollo, la libertad y el respecto por la naturaleza y personalidad del otro…) no conduce a una evolución sino a un reduccionismo.
El Amor tiene que ver con la inteligencia y con el hecho de no acumular situaciones de carga emocional que dificulten la posibilidad de amar. Vemos todo lo que ocurre a través de nuestra memoria pasiva, miedos, traumas, necesidades, anhelos y carencias y las proyectamos en el otro. De esta forma, nos inventamos quién es la otra persona a partir de acumulaciones psicoemocionales y las influencias que recibimos como estereotipos (modas).
Otro asunto que nos encontramos fácilmente en las relaciones actuales es la violencia en pareja. Y no hace falta que exista violencia física sino que se manifiesta de múltiples maneras: dejar de dirigirse la palabra, malas caras, malos gestos, la indiferencia, los reproches… estos son sólo algunos ejemplos. No se respeta y admira la diferencia sino que buscamos irremediablemente que el otro nos complazca, y es que mientras menos desarrollada esté la inteligencia emocional más agresiva es nuestra actitud. Es más fácil ser consciente de la agresividad y violencia de nuestra pareja hacia nosotros que de nosotros hacia nuestra pareja.

La necesidad de encontrar a alguien
Todos sentimos el deseo, las ganas de encontrar alguien en nuestras vidas con quien compartir nuestros logros y nuestros fracasos, nuestras alegrías y nuestras debilidades. Este deseo ancestral se ha ido complicando y diversificando en las mil formas de relaciones hoy existentes, pero su origen reside en que somos seres sociales y desarrollamos nuestras aptitudes en un entorno social. Esto nos hace sentir más fuertes, más protegidos, mejor. Buscamos este primer “contrato social” desde que sentimos la necesidad de alejarnos de nuestra familia biológica. El deseo sexual, las ganas de reproducirnos, las ganas de completarnos nos empujan hacia la búsqueda de otra persona, nuestra pareja.

La idealización de la pareja
¿Qué es una pareja? ¿Qué implica tener pareja?. En general tenemos tendencia a idealizar “la pareja”. Necesitamos atribuir al otro cualidades, sensibilidades y actitudes que encajen en nuestras exigencias, y al mismo tiempo, vamos construyendo nuestro particular personaje capaz de atraer y seducir al otro. Un castillo de expectativas cruzadas, lo que queremos del otro y lo que estamos dispuestos a dar de nosotros. Creamos simulaciones de la realidad cada vez mejores y cada vez más alejadas de lo que realmente hay a nuestro alrededor. Un teatro antiguo como el mundo, a ratos muy divertido, a ratos violento, a ratos lleno de frustración y tristeza, pero un teatro, al fin y al cabo. Una representación alejada de la realidad.
Este alejamiento suele ser mayor cuanto más nos gusta lo que creemos haber encontrado, cuanto más fuerte brilla la chispa del amor. Todos lo sabemos, pero la realidad es un enemigo muy difícil de vencer y que, antes o después, se asoma y muestra sus cartas. La convivencia, el apego, el miedo a perder la persona tan especial que hemos logrado tener a nuestro lado, el miedo a enseñar las debilidades que hemos ocultado en la conquista, el deseo de seguir triunfando con otras y mejores conquistas, el paso del tiempo, los hijos…
Todo parece jugar en contra del paraíso que estábamos seguros haber encontrado. Empiezan las infidelidades, las pequeñas mentiras, el silencio, la indiferencia, los cabreos, las pequeñas, grandes agresiones, las separaciones y reencuentros, los falsos perdones…

¿Por qué se pierde el deseo en la pareja?
Es común que el deseo sexual disminuya cuando se mantiene una relación estable, ya sea en una o las dos personas. Esta pérdida de «ganas» es mucho más frecuente de lo que la mayoría de la gente piensa y así lo demuestran numerosos estudios. En incontables ocasiones, esto trae como resultado problemas y tensiones en la relación.
El deseo, como su propio nombre indica, son sensaciones, emociones, y sentimientos que en la mayoría de los casos son superficiales y están basados en aquellos estereotipos y modelos ideales que hemos ido construyendo culturalmente, educacionalmente y que dirigen nuestro comportamiento psicoemocional y nuestro deseo hacia el concepto de la pareja.
Debemos tener en cuenta que la falta de libido o deseo sexual está muy relacionada con nuestros genes, ya que estamos programados (sobre todo los hombres) para encontrar el mayor número de parejas sexuales posibles para asegurar la descendencia. Por lo tanto esta disminución del deseo puede deberse a la pérdida de novedad al entrar en la etapa de rutina y monotonía sexual. Sin embargo, además de los factores genéticos y evolutivos, tenemos factores emocionales que también son de crucial importancia.
Ese deseo se pierde, se va debilitando, se va difuminando conforme nos vamos encontrando con los aspectos de la personalidad del otro que no se corresponden con lo que nosotros esperábamos. Ahí es donde comienza la frustración, la decepción, el desencanto.
El deseo inicial se esfuma como el humo prácticamente en los primeros meses. Se suele decir que hasta que no pase un año, analizar una relación es casi una tontería. Dejar pasar un tiempo (un año más o menos) para ver realmente cuál es la profundidad, la importancia y el valor de esa relación de pareja. La realidad es que en los primeros meses (yo te diría incluso antes de los 6 meses) ya se empiezan a ver los conflictos precisamente porque hay muchas diferencias, disputas, puntos de vista que son muy distintos, principios y valores muy diferentes, formas de relacionarse, formas de hacer las cosas, lo que valoramos, lo que nos gusta, lo que nos interesa… y todo ello va poco a poco chocando con la realidad.
Esta realidad que, por el momento había estado abrumada por ese estado bioquímico que generan las hormonas, que producen ese estado de deseo, de enamoramiento, y que hacen que no veamos la realidad tal y como es.
Sea una cuestión física o una cuestión emocional lo que nos ha llevado a dejar de tener relaciones, debemos comenzar con una conversación y comunicar honestamente a nuestra pareja no solo lo que nos motiva y lo que queremos, sino nuestra voluntad de recuperar ese motor en la pareja como impulso para ambos. Muchas veces, esta conversación desde la honestidad y sinceridad, es el paso más difícil.
Un error común es pensar que la solución está en incluir novedades en la cama. Es más frecuente que lo que nos falte sea conexión con nuestra pareja, diversión, privacidad e intimidad o bien tener una convivencia sin discusiones ni problemas por resolver. En este punto también entra en juego nuestro bienestar personal, ya que el cansancio laboral, las responsabilidades, los niños y la casa, el poco tiempo libre, y un largo etcétera pueden estar distanciándonos sexualmente. Si es así, debemos hacer cambios positivos en nuestras vidas para que podamos comenzar a disfrutar de las cosas nuevamente. Relacionarnos como si nos acabáramos de conocer, como si fuéramos dos desconocidos, ayuda a no darnos por sentado creyendo que ya lo sabemos todo del otro y que nada nos puede sorprender, es así como solemos rutinizar la relación dejando de valorarla y prestarle atención.

¿Cómo conservar el amor en la pareja?
El primer obstáculo que encontramos ante esta pregunta es el concepto de «conservar». Para que el amor de pareja pueda seguir creciendo desarrollándose y evolucionando es muy importante trabajar para renunciar a cualquier forma de dominación, de control, de sometimiento del otro.
Nuestra tendencia es querer que el otro sea como nosotros deseamos, esperamos, idealizamos e imaginamos desde nuestro propio código moral: lo que es bueno, correcto, adecuado, lo que es ideal y perfecto… y rápidamente entramos en frustración. Al poco tiempo las relaciones de pareja entramos en un estado de frustración porque nos encontramos con que el otro es, a pesar de nosotros, quien es. Está en el estado de consciencia en el que está, tiene su personalidad y tiene su naturaleza.
Es fundamental trabajar y entrenarse como personas para renunciar a controlar, someter e imponer nuestro punto de vista, nuestro criterio, nuestra forma de entender las relaciones de pareja y lo que es importante en el otro.
¿Cómo fortalecer el amor en pareja?
Trabajando el respeto por la naturaleza y la personalidad, los gustos, los intereses del otro, hasta facilitarlos. Si es saludable, podemos participar de ellos. Otro punto crucial es la comunicación, fundamental para fortalecer una relación de pareja: trabajar la sinceridad, la honestidad, sin agresividad sin violencia, buscando el diálogo, buscando escuchar. Esto es muy importante para fortalecer una relación de pareja y el amor en pareja.

¿Cómo debe ser una relación?
En una relación lo primero que tenemos que comprender es que el el otro no es de nuestra propiedad, que el otro no es nuestro trofeo ni es nuestra posesión. No es nuestro, no es «yo y mi», aunque digamos «mi pareja», no implica que tengamos derecho sobre él ni que se deba a nosotros como fin en si mismo (solemos pensar lo contrario y arde troya las más de las veces por este motivo)
Es un ser humano que tiene que ser libre, igual que nosotros mismos; con su propia idiosincracia, sus propias características personales, sus talentos, sus habilidades, sus facetas, sus particularidades, su propia mochila de vida, su historia, su propio sistema de creencias, sus principios y valores, etc. Una relación debería de ser como un viaje. Un viaje en el tendríamos que tener espíritu de aventura y curiosidad por querer descubrir cada dia a la otra persona, no creyendo que ya la conocemos.
No existe una estructura fija que debamos seguir para formar una pareja, pero si tenemos que resumir, aquella buena relación es la que desarrolla e inspira a ambos.

¿Se puede recuperar el amor?
Existen dos escenarios en los que querríamos recuperar la pareja:
– Cuando existe una ruptura, separación, divorcio.
– Cuando no ha habido una ruptura, pero sí se ha producido un distanciamiento.
Si entendemos el amor como un motor de impulso, como un trampolín de crecimiento constante en el que dos personas eligen libremente, entonces sí podemos recuperar el amor.
Elegir libremente, compartir, acompañarse, no dominándose, no imponiéndose, no controlando, sino amando las diferencias del otro, respetando a la otra persona. Desde ese lugar es mucho más fácil: recuperar el amor pasa por crecer en consciencia.
Frecuentemente nuestros comportamientos, nuestras actitudes cotidianas, nuestra actitud psicoemocional, nuestras formas y maneras son toscas, bruscas, agresivas, violentas o irrespetuosas y eso implica que se produzca un desgaste.
Entonces crecer en consciencia, es decir, realizar un trabajo personal, un trabajo de autoconocimiento de nuestra propia personalidad y nuestra naturaleza, de nuestras propias autolimitaciones, nuestra memoria pasiva nuestras cargas psicoemocionales pueden ayudar a que el distanciamiento en una relación de pareja, una separación incluso un divorcio, se pueda retomar y salvar la relación.
El otro escenario, en el que no ha habido un distanciamiento o ruptura se dan situaciones como esta: la pareja sigue viviendo en la misma casa, siguen compartiendo y son oficialmente pareja, pero surge una desmotivación. Puede que hayan pasado mucho tiempo sin relaciones sexuales (esto es muy habitual, incluso llevar años). A pesar de esto siguen estando enamorados y existe un vínculo, solo que no saben relacionarse bien, no saben comunicarse, y se ha ido generando poco a poco ese distanciamiento, esas fisuras, esa falta de comunicación y cada uno ha ido desarrollando sus mecanismos de defensa.
Este suele ser un punto en la relación donde es conveniente realizar una terapia con un especialista. Existe el amor, solo se necesita analizar el estado de la relación en todos los aspectos y descubrir y desarrollar las herramientas que nos van a permitir desarrollarnos personal y relacionalmente.
¿Por qué terminan las relaciones de pareja?
El amor de pareja se puede terminar por muchísimos motivos. En la mayoría de casos, damos diferentes nombres a esos motivos, pero podríamos agrupar la mayoría en la falta de comunicación.
Normalmente no se tiene interés por descubrir quien es el otro, por respetarle, llamarle desde su propia libertad porque entendemos que el amor es que tú seas como yo quiero que seas. Que yo pueda vivir cómodamente en mi zona de confort con mis propias ideas y mi propia ideología. Mis propias ideas sobre el amor, las relaciones de pareja, etc.
Esa falta de comunicación, esa falta de admiración por las diferencias, por la naturaleza y personalidad del otro, son los motivos por los que principalmente se suelen terminar las relaciones, se van desgastando, haciéndose cada vez más frágiles.
El egoísmo también suele tener un papel principal en las rupturas: solo pensamos en lo que a nosotros nos acomoda, nos viene bien, y nos hace sentir muy bien y muy felices, pero cuando muchas veces decimos: ¡qué bien estoy!, ¡qué feliz estoy!, es porque el otro está haciendo lo que nosotros queremos que haga, que no nos genere problemas, que no nos complique las cosas, que no genere tensión, que no genere conflictos, que sea sumiso, que haga lo que yo le digo, en ambas direcciones y evidentemente desde esa comodidad puede parecer que no pasa nada y que todo está muy bien pero realmente no es así.
Así es que muchos motivos por los que se puede acabar el amor de pareja
- por desgaste
- Por adicciones
- Por conflictos insalvables
- Por la familia
- Por problemas en la convivencia y en la educación de los hijos
- Cada uno tiene una forma de entender lo que es estar en pareja
- Monotonía
- Orgullo
- Infidelidad
- Falta de confianza
Sin embargo, estas no son las únicas razones. Muchas veces, las personas deciden terminar, se aprecian y se respetan, pero simplemente ya no tienen cosas importantes en común. Por esta razón, están más dispuestos a dejarse llevar y reducir las pérdidas para que tengan la oportunidad de establecer otras conexiones más significativas ya sea con una nueva pareja o sin ella.
También podemos notar que hay muchas relaciones que nos ayudaron y aportaron mucho en el pasado pero ya no sentimos ese impulso, no necesariamente por disgusto, sino simplemente porque nuestra vida ha tomado otro camino y ya no notamos esa fluidez y optamos por tomar caminos diferentes.
Dado que no siempre es posible determinar completamente la dirección que tomará una relación, es importante mantener la mente abierta, así como algunas cosas pueden comenzar, funcionar y permanecer (durante mucho tiempo), otras cosas también pueden comenzar y terminar. En definitiva, además del motivo y la experiencia general en la relación, hay que tener en cuenta que toda relación, buena o mala, es una oportunidad para crecer, ser una mejor persona y establecer otras conexiones positivas.

Amor de pareja y amor propio
En este punto debemos tener especial cuidado ya que solemos confundir el amor propio con el orgullo.
Yo suelo decir que no se trata de potenciar el orgullo ni la autoestima. No alimentar la consideración y el ensalzamiento de uno mismo porque de esta manera no cedemos, nos mantenemos firmes y nos estancamos en posturas que no generan acercamiento. No tender la mano, no disculparnos, no reconocer que nos equivocamos o que nos hemos excedido…
Todo esto es orgullo disfrazado de amor propio cuando está más relacionado con una actitud egocentrica, mucho mas egoica que realmente con la actitud limpia, honesta y sincera que debería darse con la otra persona y con uno mismo.

No hay nada como la experiencia para hablar de estos temas y hablar desde el amor y la empatía hacia un ser querido,..Me parece un artículo de 10
Gracias Miguel Ángel por tu aportación. Es cierto que parece fácil hablar de amor, y sin embargo, creo que es muy difícil porque tenemos tendencia a hacerlo desde lo que hemos aprendido sobre lo que es amar y querer.
Me encanta con la madurez y naturalidad de tu artículo…empatizo mucho con tu forma de ver las relaciones…por eso todavía estoy soltera.gracias. Lo recomiendo 100 por 100👍😜
Desde luego no es nada fácil hoy en día relacionarse sin la necesidad de dominar al otro. Diría que tenemos que ser más prudentes en nuestras relaciones afectivas, ello no implica cerrarse ni atrincherarse emocionalmente para protegernos de que nos hagan daño pero, si es importante tener los filtros lo más limpios posible para diferenciar y discernir lo positiva y constructiva que puede ser la relación.
Gracias Eva por dar luz a caminos a veces tan oscuros. Tu visión me ayuda a ver el camino. Y gracias por ayudarme a hacerme responsable de mis emociones, nadie más puede hacerse cargo. Qué fácil y difícil al mismo tiempo.
Es el camino de la consciencia que tú expresas con maestría en este artículo. Agradecida.
Cruz, creo que la vida es relación y a través de las relaciones de pareja podemos aprender mucho de nosotros mismos si dejamos de sentirnos el centro del ombligo del mundo.
Muy completo ,revelador e instructivo este artículo sobre el amor en la pareja. La verdad es que nos queda mucho por aprender a nivel general. Es un camino emocionante que cada cual con sus herramientas y visión, intenta conformar para crear una situación enriquecedora y saludable . No es fácil pero es posible. Hay que confiar y trabajar en ello
Me ha encantado el artículo, bien explicado, de manera sencilla y clara.
Al leerlo te das cuenta de los muchos maticies que envuelven este tema, matices que te invitan a pensar y reflexionar.
Cuando escribes reflexionas sobre lo que dices y también sobre lo que piensas, revisas tus propias creencias y tu propio código moral si te lo permites. Te sorprendes a ti misma de ti misma.
En Psicoterapia y Evolución fomentamos la comunicación sencilla y cercana para que el máximo de personas pueden servirse de nuestro conocimiento y experiencia así como de nuestra actitud constante de crecimiento. Queremos ser un ejemplo y para ello tenemos que practicar lo que predicamos. Gracias!
Estos temas y todo lo relacionado con la evolución personal me produce mucha curiosidad y me gusta indagar en la temática..
A pesar de ello, reconozco los miedos que tengo a las relaciones.
Por mi experiencia nada mejor que crecer a nivel individual para después poder relacionarme mejor.
Un beset
En Psicoterapia y Evolución creemos que difícilmente podremos establecer relaciones constructivas y positivas si no crecemos como personas y elegimos ocuparnos de nosotros mismos sin hacer responsables a los demás y a nuestras parejas de nuestros estados, necesidades, miedos e inseguridades
Me ha encantado.
Me parece un artículo muy esclarecedor que invita a una profunda reflexión sobre el tipo de relaciones que tenemos y o hemos tenido, y de la importancia de hacer una revisión de nuestra forma de relacionarnos con nuestros apegos y nuestras inseguridades
Muy constructivo
Creo que tenemos muchos miedo a las cosas importantes. Involucrarnos de verdad no es nada fácil, ya que como bien explicamos en el artículo nuestra memoria pasiva y el estereotipo o modelo de relación que practicamos nos dificulta crear vínculos y lazos mucho más sinceros y auténticos.
Hola, me ha gustado mucho leer este artículo, está muy bien pensar en los diferentes tipos de amor, antes nunca he parado de pensarlos, cómo? Si nadie te lo explica….nos enseñan las matemáticas, la biología y los idiomas, pero no nos explican nada sobre las relaciones humanas que son tan importante! Gracias Eva por explicarnos temas del amor y inspirarnos, a ver si así nos salen mejor las relaciones.
Las relaciones humanas y de pareja son un gran campo de aprendizaje y de crecimiento como personas, y también es verdad que en especial las relaciones sentimentales generan conflictos de índole más personal porque es donde descubrimos una forma de amar y/o querer que puede convertirse en un impulso o en una maldición.
Muy buen artículo, gracias por hacernos reflexionar sobre una de las cosas más difíciles de tratar desde una perspectiva de libertad y entendimiento hacia el otro.
Reflexionar es lo que nos hace falta porque es lo que menos hacemos. La impulsividad es lo que suele gobernar nuestras relaciones de pareja
En las relaciones de pareja podemos ver nuestro propio egoísmo en acción de forma más clara así como nuestra propia incoherencia e impulsividad todos ellos aspectos que pueden ayudarnos a mejorar como personas.
Hola , me ha gustado mucho , creo que es un artículo muy interesante , voy a tener que ponerme las pilas
Ponerse las pilas y revisar las pilas en las relaciones sentimentales es muy buena idea, a lo mejor descubrimos que las «pilas del conejo de duracel» están para renovar.